La infancia en prisión

02/05/2024


Natalia Arias

Hoy quiero hablaros de un tema que hace unos años era bastante desconocido pero que actualmente se está visibilizando más: la infancia en prisión. Este tema fue el que elegí para realizar mi trabajo de fin de grado ya que la pedagogía penitenciaria siempre me causó mucho interés. A lo mejor algunos de vosotros sabréis a qué me refiero con infancia en prisión pero seguro que para muchos otros de momento es algo confuso.

Pues bien, la presencia de menores en las instituciones penitenciarias es una realidad que en la actualidad sigue siendo desconocida e incluso invisibilizada por algunos sectores de la sociedad. Los últimos estudios recogidos, apuntan a que en España existen alrededor de 88 niños/as que acompañan a sus madres en contextos penitenciarios. Por ello, en este artículo quiero hablar sobre la situación de los/as niños/as que hasta cumplir la edad de tres años, conviven con sus madres en los centros penitenciarios españoles.

Con la promulgación de la Ley Orgánica de 1995 se regula la permanencia de los/as menores en el medio penitenciario, modificando a la anterior Ley y estableciendo el límite de edad hasta los tres años. El desarrollo de estos/as menores, así como su rutina, oportunidades y experiencias van a ser diferentes si las comparamos con las de los/as otros/as niños/as que crecen fuera de los muros de la prisión. Es importante mencionar que una vez superada la edad límite de permanencia, los/as menores son separados de sus madres, un hecho que va a marcar de forma significativa la vida tanto del niño/a como de la madre.

La realidad es que los/as hijos/as que conviven con sus madres en prisión forman parte de colectivos marginales. A pesar de que el porcentaje de mujeres reclusas sea menor que el de hombres y que por lo tanto, el número de menores en contextos penitenciarios sea bajo, no debemos olvidarnos de que esta realidad existe en nuestro país, y por ende, debemos enfocar nuestros puntos de mira en todas esas personas que se encuentran en riesgo de exclusión. Otro aspecto que es olvidado por gran parte de la sociedad, es que el 69,9% de las mujeres penadas tienen entre 20 y 40 años de edad, lo cual quiere decir que se encuentran en periodo reproductivo. Esto da lugar a que se lleven a cabo diversas medidas para afrontar esta situación tan incierta, siendo una de ellas el acompañamiento de estos/as niños con sus madres.

Es importante destacar que esta decisión da lugar a una serie de problemáticas y consecuencias tanto para la madre como para el menor, pero que son poco conocidas debido a las escasas investigaciones sobre la temática. Por lo tanto se hace necesario dar a conocer a este colectivo debido a que sus circunstancias están prácticamente ocultas y el limitado número de estudios al respecto impide poder mejorar la situación o paliar las futuras consecuencias que puedan surgir.

Por otra parte, también se debe destacar la situación en la que se encuentra la Pedagogía dentro del sistema penitenciario. La labor de sus profesionales se hace imprescindible en el acompañamiento del menor y la madre tanto en la pena de la condena como en su posterior salida, además de su importante contribución mediante la investigación educativa para el aumento de los recursos y materiales que facilitarán la estancia de estos/as menores en la institución penitenciaria.

Considero que también es importante mencionar lo dura que es esta experiencia para las madres. Una vez que la mujer es condenada por un delito, este hecho afectará a sus hijos/as durante todo el proceso. En primer lugar, estas mujeres no podrán ejercer de madres de una forma normalizada y natural, puesto que se encuentran en un ámbito que carece de los recursos necesarios y las instalaciones adecuadas. A pesar de que en diversos documentos legislativos se alude a la existencia de diversas infraestructuras adaptadas para las madres y sus hijos/as, la verdad es que éstas son limitadas y poco apropiadas. La realidad es que, a pesar de los esfuerzos por proporcionar espacios más adecuados para los/as menores y sus madres, los módulos van a continuar perteneciendo al ámbito penitenciario y por lo tanto no se va a poder perder esa esencia de prisión y sentimiento de encarcelamiento.

La verdad es que podría hacer un artículo mucho más largo analizando más en profundidad la temática, pero prefiero convertir este artículo en una especie de sección para poder centrarme en aspectos más concretos y que podáis aprender más en profundidad sobre esta temática.


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