Neurodiversidad: un punto de vista positivo

Natalia Arias
En este blog ya se ha hablado en diversas ocasiones sobre la neuroeducación y la neuropsicología, y es por ello que hoy quiero hablaros sobre la neurodiversidad.
Las diferentes investigaciones en psicología de la educación y los avances en cuanto a conocimientos sobre los trastornos del neurodesarrollo han sido los motivos por los cuales a día de hoy se habla de neurodiversidad, pero…. ¿Qué significa ser una persona neurodiversa?
Pues bien, definimos así a las personas que procesan la información de una manera distinta y que tienen asociado algún diagnóstico como TDAH, TEA, Dispraxia etc. La neurodiversidad deja de ver este diagnóstico como un problema y lo plantea como una simple diferencia en el proceso de desarrollo o aprendizaje. Tener esta visión ayuda a plantear nuevos enfoques que se van a centrar más en desarrollar las habilidades metacognitivas de la persona, además de potenciar sus capacidades. De este modo, si nos centramos en el contexto escolar, este nuevo enfoque puede aportar grandes beneficios y una mirada más positiva hacía la diversidad.
Que exista neurodiversidad en el aula fomenta el apoyo a la atención a las necesidades educativas especiales de una forma adecuada, poniendo el foco de atención en los ritmos individuales de cada persona, sin presionar y sin comparar ya que la enseñanza también estará adaptada a las necesidades. De este modo, se genera un sentimiento de pertenencia y se consigue terminar con las exclusiones sociales hacía los colectivos, aumentando también la autoestima de las personas. También muchos expertos confirman que se disminuye la negación o el rechazo contra el colegio, ya que se incrementan las expectativas del alumnado, consiguiendo a su vez que disminuya el fracaso escolar.
Puede llegar a ser un trabajo duro para los/as profesionales que se enfrentan a la neurodiversidad pero debemos aprender a adaptar nuestro método de enseñanza para así no imponer que sean los/as alumnos/as los que se adapten a nosotros/as, sino que los/as educadores/as seamos capaces de adaptarnos a su forma y ritmo para aprender.
Es un punto de vista muy positivo poder entender que cada uno y una somos diferentes, y aunque requiera de un gran esfuerzo por nuestra parte, merece la pena.